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Homenaje al Dr. Enrique Ortega Deheza

Homenaje al Dr Enrique Ortega Deheza (1953-2014)

El domingo 23 de Noviembre era un día soleado de la agradable primavera cordobesa que  contrastó con nuestro pesar al enterarnos que nos acababa de dejar el “Quique” Ortega.  Sin embargo, El brillo del día tenía absoluta relación con la luz que transmitió Quique durante toda su vida. El Dr. Enrique Ortega perteneció a la generación comprometida  de la década de los 70 y tal vez este aspecto y lo asimilado en su seno familiar, sea la causa que desde muy joven estuvo preocupado por lo social. El Quique fue un luchador, un hombre comprometido, un idealista y un médico/pediatra humanista. Hizo su carrera de Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba, en los convulsionados años de la década de los 70. Posteriormente, hizo su residencia de Pediatría, Master de Neonatología y  Neumonología pediátrica destacándose en todas estas áreas. Sus condiciones de liderazgo hicieron que desempeñara distintos cargos públicos llegando a ser  director del Hospital Materno Neonatal y del Hospital Tránsito Cáceres de Córdoba. Más allá de esto, su vida profesional se caracterizó por dos pasiones: la Sociedad Argentina de Pediatría y el Hospital Misericordia. De la primera, fue integrante de la Comisión Directiva de la SAP (filial Córdoba) por casi 20 años llegando a ser su presidente (2005-2008) y uno de los principales responsables  de que nuestra actual sede se encuentre en el histórico edificio del Hospital de Niños viejo. En el “Miseria” fue jefe de Internación Pediátrica, cargo que ocupó (y escogió) luego de trabajar en distintas funciones directivas y de contralor de especialidades.  Su labor se caracterizó por su humanidad en el trato hacia el paciente, por apoyar y estimular a la gente joven y por ser muy generoso como docente, reflejando una visión de futuro en la salud y en lo social.

En lo personal estuvo casado con Liliana Villafañe, compañera de vida y  también pediatra, quien lo sucedió en la presidencia de SAP, con la que tuvo cuatro hijos a quienes adoraba. Para todos los que fuimos sus compañeros de ruta y de trabajo era imposible no ser amigo del Quique. La amistad, tal vez fue su rasgo esencial,  lo que lo caracterizaba y definía.

Querido Quique (o Cabezón como te decía otro de tus hermanos de vida) la sensación de vacío que tenemos desde el domingo sólo puede ser aliviada por el recuerdo de tu sonrisa, de tus enseñanzas y de tu generosidad para con todos los que te conocimos. Nuestro mejor homenaje es seguir luchando por tus ideas y convicciones con tu mismo fervor y entusiasmo.

Hasta siempre, Amigo.

Luis Ahumada
Presidente de SAP (Filial Córdoba)


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